martes, 27 de mayo de 2014

Discurso de manera oral: La juventud


Discurso de manera escrita: La juventud


JUVENTUD, DIVINO TESORO.



Buenas Noches, maestro y compañeras presentes, mi nombre es Cinthia del Socorro Mena Perera, curso el segundo semestre en la Escuela Normal de Educación Preescolar “Francisco de Montejo”.

Titulé de este modo mi exposición, en el entendido de que, quienes hoy aquí nos encontramos, somos afortunados poseedores de ese caudal invaluable que menciona Rubén Darío: La juventud.

Más, en este momento afortunado de nuestras vidas, me hago un cuestionamiento personal: ¿Qué estamos haciendo con esta riqueza que poseemos? quizá sólo nos estamos dejando arrastrar por ese ímpetu caudaloso de la energía que tenemos, y que de pronto, parece rebasar nuestro intelecto, (Que no es poco, dicho sea de paso) y obviamos el futuro, sin alcanzar a ver, que no lo tenemos resuelto. Que existen en el camino aún, muchos contratiempos con los cuales lidiar, y que la escuela, la formación académica que estamos recibiendo, es uno de las herramientas que nos entregan para trabajar en pro de nuestra encomienda personal.

Hoy, las miradas convergen sobre nosotros, son miradas esperanzadas. Algunas de ellas de nuestro círculo familiar, que por obvias razones, buscan lo mejor para nosotros. Otras, son ajenas a nosotros, pero no por eso, indiferentes, son de aquellos que creen en los jóvenes, en su ímpetu, en su inteligencia y capacidad, para, una vez preparados, trabajar para tener una mejor sociedad.

Somos punto de cambio, el modo cómo administremos hoy, nuestro caudal, será determinante, no sólo en nuestra vida futura, sino también en nuestro entorno familiar, económico, y social. Porque, el hecho de que hoy, no seamos conscientes de la problemática que permea nuestra sociedad, o, no seamos quienes tenemos que afrontarlas directamente, no significa que no exista. Ahí está. Basta echar un vistazo a tu alrededor, para darte cuenta de ello: ¿Cuántos de tus compañeros de ayer, hoy no están estudiando?, ¿Por qué?, ¿No quisieron? o, ¿No pudieron? cualquiera  que sea la respuesta, el origen es el mismo: algo está mal. ¿Es que acaso ellos no soñaron con un futuro tranquilo y estable?, ¿Un empleo bien remunerado?, ¿Un hermoso hogar? si no quisieron, es porque quizá han carecido de una formación personal adecuada, cuyos orígenes son infinitos, familias desintegradas, baja autoestima, desordenes depresivos, tal vez problemas de adicciones. Claro, en menor cuantía, quienes han decidido que para ellos, es suficiente la formación que poseen. Si no han querido, entonces, tenemos un problema social de índole superlativa. Somos entonces, parte de una sociedad que en su conjunto, no está cumpliendo con uno de los derechos inalienables que posee el ser humano: el derecho a la educación. Que tendría como consecuencia, una persona con mayores posibilidades de estabilidad y éxito.

Todos, sin excepción, los que aquí estamos, tenemos la capacidad para alcanzar nuestros sueños; pero será en la medida que comencemos a trabajar en conjunto, pensando en los sueños de los demás, que creceremos como sociedad.

Hoy, es el momento de empezar a racionalizar, y a utilizar adecuadamente lo que poseemos, para que no nos suceda como al poeta, que miró pasar el tiempo en la búsqueda de un amor idealizado, para, descubrir, al final del camino, que el tiempo se ha ido, y con el tesoro, ya agotado, no nos podemos  sentir realmente satisfechos con lo cosechado. Y quizá, entonces, melancólicamente suspiremos, diciéndonos: si yo fuera joven… haría esto…

Hoy, ahora es el momento, ¡Depende de mí, de ti, de todos nosotros, amalgamar juventud y sueños, sueños y realidades, para en consecuencia, tener una mejor sociedad!


GRACIAS.

Ejercicios para realizar en el campo de "Lenguaje y Comunicación"