JUVENTUD,
DIVINO TESORO.
Buenas
Noches, maestro y compañeras presentes, mi nombre es Cinthia del Socorro Mena
Perera, curso el segundo semestre en la Escuela Normal de Educación Preescolar “Francisco
de Montejo”.
Titulé
de este modo mi exposición, en el entendido de que, quienes hoy aquí nos
encontramos, somos afortunados poseedores de ese caudal invaluable que menciona
Rubén Darío: La juventud.
Más,
en este momento afortunado de nuestras vidas, me hago un cuestionamiento
personal: ¿Qué estamos haciendo con esta riqueza que poseemos? quizá sólo nos
estamos dejando arrastrar por ese ímpetu caudaloso de la energía que tenemos, y
que de pronto, parece rebasar nuestro intelecto, (Que no es poco, dicho sea de
paso) y obviamos el futuro, sin alcanzar a ver, que no lo tenemos resuelto. Que
existen en el camino aún, muchos contratiempos con los cuales lidiar, y que la
escuela, la formación académica que estamos recibiendo, es uno de las herramientas
que nos entregan para trabajar en pro de nuestra encomienda personal.
Hoy,
las miradas convergen sobre nosotros, son miradas esperanzadas. Algunas de ellas
de nuestro círculo familiar, que por obvias razones, buscan lo mejor para
nosotros. Otras, son ajenas a nosotros, pero no por eso, indiferentes, son de
aquellos que creen en los jóvenes, en su ímpetu, en su inteligencia y
capacidad, para, una vez preparados, trabajar para tener una mejor sociedad.
Somos
punto de cambio, el modo cómo administremos hoy, nuestro caudal, será
determinante, no sólo en nuestra vida futura, sino también en nuestro entorno
familiar, económico, y social. Porque, el hecho de que hoy, no seamos
conscientes de la problemática que permea nuestra sociedad, o, no seamos
quienes tenemos que afrontarlas directamente, no significa que no exista. Ahí
está. Basta echar un vistazo a tu alrededor, para darte cuenta de ello: ¿Cuántos
de tus compañeros de ayer, hoy no están estudiando?, ¿Por qué?, ¿No quisieron?
o, ¿No pudieron? cualquiera que sea la
respuesta, el origen es el mismo: algo está mal. ¿Es que acaso ellos no soñaron
con un futuro tranquilo y estable?, ¿Un empleo bien remunerado?, ¿Un hermoso
hogar? si no quisieron, es porque quizá han carecido de una formación personal
adecuada, cuyos orígenes son infinitos, familias desintegradas, baja
autoestima, desordenes depresivos, tal vez problemas de adicciones. Claro, en
menor cuantía, quienes han decidido que para ellos, es suficiente la formación
que poseen. Si no han querido, entonces, tenemos un problema social de índole
superlativa. Somos entonces, parte de una sociedad que en su conjunto, no está
cumpliendo con uno de los derechos inalienables que posee el ser humano: el
derecho a la educación. Que tendría como consecuencia, una persona con mayores
posibilidades de estabilidad y éxito.
Todos,
sin excepción, los que aquí estamos, tenemos la capacidad para alcanzar
nuestros sueños; pero será en la medida que comencemos a trabajar en conjunto,
pensando en los sueños de los demás, que creceremos como sociedad.
Hoy,
es el momento de empezar a racionalizar, y a utilizar adecuadamente lo que
poseemos, para que no nos suceda como al poeta, que miró pasar el tiempo en la
búsqueda de un amor idealizado, para, descubrir, al final del camino, que el
tiempo se ha ido, y con el tesoro, ya agotado, no nos podemos sentir realmente satisfechos con lo
cosechado. Y quizá, entonces, melancólicamente suspiremos, diciéndonos: si yo
fuera joven… haría esto…
Hoy,
ahora es el momento, ¡Depende de mí, de ti, de todos nosotros, amalgamar
juventud y sueños, sueños y realidades, para en consecuencia, tener una mejor
sociedad!
GRACIAS.
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